<< Quiero >>. Que palabra más fiera. Que bien empleada cuando sigue a tus besos. A tus sueños. A tus anhelos. Que súplica más verdadera. Que manera de arrasar con los deseos.
<< Quiero >> te dije, una noche de jazmines y centellas.
<< Y quiero >> repetí, sin sentir la guillotina que estaba por venir. Sin saber que es el verbo más suicida del planeta. Sin conocer el sonido que deja al partir.
Parece que fue ayer cuando te mostraba mis manías y te reías de ellas tan al borde que desaparecían. Parece que fue ayer cuando amanecía a horas descontroladas tras tu espalda. Parece que fue ayer cuando hablábamos de sirenas y tus ganas de navegar lejos de ellas.
Ayer, ese impulso que rebela la piel. Ese alboroto del alma. Esa rendición del corazón. Esa locura que te cuesta la vida y las malditas esperanzas. Ayer, tú, de principio a fin, de comisura a comisura del amor, de todos los horizontes del pentagrama. Ayer, una bonita mutación sin explicación, sin dirección y sin tu calor.
No regañes al pasado que puede necesitar de esta cordura que hoy no tenemos ni tú ni, por supuesto, yo. Y si nos miras de cerca tampoco apreciarás tantos cambios entre los dos.
Tú, ahí y yo, aquí.
Tú, la pieza entera y yo, el fragmento que se perdió.
Tú, la noche y yo, todos los días.
Tú y yo, tan cerca que lastima.
Pero aún así, quiero.
Quiero la luz apagada y un poquito de tu intrusión porque ayer parece que fue un buen día para dejarse llevar. Pero hoy aquí, siendo más presente que todos tus latidos, que todos tus suspiros, que todos tus sentidos, me parece que ayer fue una temeridad.