No es ningún secreto que me diseñaran para pedir mesa para dos, para bajar la mirada ante el fuego y pedir perdón por su deseo, para soñar con castillos y princesas desde los barrotes de la celda. Aunque tampoco es ningún misterio que yo me revele por ello a altas horas de la madrugada y aparezca en sus sueños cantando una nana. Usted, siempre pactando con lo imposible hasta que me encontró. Y ebria y serena, sumisa y rebelde, dormida y despierta. No es ningún secreto que me imagine tan eterna.
<< Ya nos conoceremos por algún lugar del planeta >> se despierta cada mañana con la misma cantinela. Mi voz se le vuelve suelo y aire, una fantasía a todo color y aunque me cueste reconocerlo, para mi usted…
Usted…
Usted, la melancolía a cuestas. La perfecta cojera. La puerta entreabierta.
Usted, no sabía, no entendía, no comprendía el paso del tiempo ni la monotonía.
Usted, una súplica ligera. Una pedrada lastimera. Una tormenta serena.
Usted a veces, usted siempre, usted de repente, y aunque yo me oponga, sé que estamos abocetados al calor de nuestras huellas.
Y toparme de frente con usted en cualquier sueño, hacer ver que no le veo, que no sé nada sobre las arrugas de su frente ni tampoco sobre las sonrisas que encarcela por las mañanas, me quema.
Poco a poco intentaré no seguirle, no buscarle, no soñarle, no vivirle demasiado cerca. Todo eso haré porque usted me hace bien.
Usted de día, usted de noche, usted y el calor de mayo, usted en todas las estaciones de paso.
La generalidad de sueños, usted. El regreso a casa, usted. La curva de la pirámide, usted. La última nota del pentagrama, usted.
Y hoy, después de largas vidas sin sueños no me reconoce, y de repente viene frente a mí, con las manos en alto y enfadado, a decirme:
<< ¿A caso me conoce? ¿Sabe quién soy? >>
<< No >> le contesto.
No le conozco, no sé quién es ni de dónde viene pero lo quisiera saber todo de usted, y en la impermeable idea de no volvernos a ver, le digo que usted para mi será la gota que colmó mi vida y mi vaso. Será la gloria que siempre quise ser.
Simplemente maravilloso… usted sabe cómo llegar con sus palabras hasta mi imaginación dormida… usted, que navega en el pensamiento de este barco que se hunde.
Un abrazo, para usted!
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Infinitas gracias a usted 🙂
Abrir la puerta de casa y encontrar sus palabras calman el alma
Besos y abrazos
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Siempre es un placer leerte Hope
Un gran abrazo
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Qué bonito te ha quedado este relato, Hope. Es sencillamente hermoso. ❤
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Millones de gracias, preciosa 😀
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