Anoche, sin que te dieras cuenta, miré fijamente al sol. Sin pestañear. Sin muecas. Sin temor.
Anoche, sin que me diera cuenta, sostuve la mirada. En línea recta. Directa. A ti.
Y estalló.
Te estalló en la cara de sopetón. Yo ya sé bien con que sonido te derribó. A cuatro patas, sin entender nada, pidiendo algo a la vida que en ese momento tiene cosas más importes a las que responder. Y dime ¿verdad que te sangra la herida? Esa que te alcanzó a pecho descubierto, esa misma que tardará toda una vida en cicatrizar. Ésa, que a pesar de tenerlo todo en contra, vino a favor. Mancha todo a su paso, incluso tus pasos. Tus temblorosos pasos. Tus inevitables pasos que nunca darán ya marcha atrás.
Pisas suelo. Pisas amor. Pisas besos. Pisas vida.
Pisas cristales. Cristales rotos.
Rotos sin vuelta atrás. Rotos en forma de canción que tarareas como un himno propio y te acaricia el rostro antes de ir a dormir. Rotos puntiagudos que rasgan, lastiman y magullan sin intención.
Rotos, tan rotos, como tú. Y como yo.
Pero hoy, ya es de día, y sientes una sacudida entre el hueco que un día sostuvo a tu corazón.
Hoy, todo lo esparcido por el suelo no es más que polvo carcomido.
Polvo de rotos.
Polvo de pesadillas.
Visualización de emociones. Me encanta
Me gustaLe gusta a 1 persona
A mi me encanta tenerte por aquí 🙂
Gracias Marina. Besos!
Me gustaLe gusta a 1 persona
😀 Besos!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Genial la imagen del espejo roto acompañando el texto!
Me gustaLe gusta a 1 persona
A mi también me enamoró!! 🙂
Gracias soldadito
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me ha encantado el texto! Y la imagen creo que es la idónea!
Un beso!
Almudena
https://finemestatis.wordpress.com
Me gustaLe gusta a 1 persona
Mil gracias Almudena 🙂
Besotes!
Me gustaMe gusta