Y llegaste tú

El equinoccio estaba llegando a su fin igual que mis ganas de navegar en ti, igual que nuestra electrizante conexión, igual que el deseo de arroparte por las noches, igual que el trozo de cielo que prometiste reservar para nosotros. Sentía una opresión aterradora en el pecho que me dejaba sin aliento día tras día. Por eso decidí recoger las piezas de mi rompecabezas personalizado y reconstruirlo en un rincón lejos de ti y tus convincentes palabras, de ti y tus silencios delatadores; lejos de ti, de mí y de nosotros. Guiándome por mi instinto aterricé en un pueblecito costero llamado Lújar, al sur de Granada, donde habitaban unas 519 almas sin esperar mi llegada. Mis primeros días los pasé en la playa sobre una tumbona deshilachada, con mi inseparable pareo que había visto tiempos mejores y mis gafas de sol ‘Guchi’. Me prohibí pensar en ti durante al menos unos días y, sorprendentemente, así ocurrió sin demasiado esfuerzo. El responsable de eso fue Rocky, un diminuto Yorkshire de lengua inquieta y vocecita chillona que me cameló en unas décimas de segundos. Me arropó como nadie había hecho antes, me protegió del dolor de mi corazón, me sacó miles de sonrisas con un simple movimiento de orejas y me dio el cariño que tanto añoraba.¿Quién hubiese podido imaginar que un perro tendría la pieza que faltaba a mi vida?
No sé cómo ocurrió pero me encontraste al cabo de unas semanas, en un parque no muy lejano de donde estaba instalada. Te vislumbré a lo lejos y me petrifiqué al momento, fue Rocky quien me dio el coraje e impulso para llegar a tu lado. El parque se inundó de reproches pasados, llevando al presente una buena llovizna primaveral. Pero yo ya tenía mi rompecabezas completado y colgado en mi nuevo salón, así que me despedí de ti con todo el amor y el cariño que puede y me encaminé por una callejuela donde me quedé mirando fijamente un escaparate que contenía un cartel. “Oferta: Puzzle de 500 piezas” con una preciosa fotografía de dos papagayos besándose. Miré a Rocky y éste me chillaba con su habitual danza alrededor de mis pies. Compré el rompecabezas y nos dirigimos a disfrutar de nuestro nuevo e interesante hobby: hacernos felices juntos.

fotografía: weheartit.com / Texto: Infinity Hope©

¡¡Va por ti “Pelocos”!! Porque sé que eres tu quien me brinda esa fuerza que tengo día tras día… estés donde estés.

16 pensamientos en “Y llegaste tú

  1. Hola preciosa!!
    Acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho, ya me tienes como nueva seguidora.
    Me encantaría que visitaras mi blog y si te gusta ya sabes te quedas y compartimos cositas.
    Un besazo y feliz tarde.
    Me ha encantado el post que haríamos sin ellos son una parte muy importante en nuestras vidas.

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  2. Vaya… Me has lanzado un dardo en el centro de mi corazón pues…. Resulta que este verano pasado adopté a un perro, nunca he tenido perro, tengo peces, hamster, loro, dos niñas….Pero perro nunca y eso que de pequeña tuve patos, pollos, gatos y demás fauna. El caso es que Huellas llegó a mi vida justo cuando intentaba curar mi corazón de un dolor muy humano; la muerte de mi padre….Y que quieres que te diga, me pasó como a tu protagonista, me inundó la vida de risas, caricias, ladridos y pelos ¡¡Muchos pelos!!
    Precioso cuento, real como mi propia vida….Creo que tengo guardado un puzzle en alguna estantería….
    Besos.

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  3. Tus historias me encantan, tienes guardado en esa cabecita un mundo fantástico, no cambies nunca y sigue en tu aventura literaria porque vales mucho!! Te quiero!

    Ya sabes que nuestro Pucky estará contigo siempre!! ;*

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  4. jajaja Paqui no he podido evitar reirme. Yo también siempre he sido de bichitos, pero cuando se van… Muchas gracias por el apoyo guapa!!
    Y el puzzle hazlo cuando lo encuentes, ya verás ya 🙂
    Besotes guapa

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